Ella es
hermosa por donde la mires, su mirada me transmite paz, una paz única que hace
magia, todo a mi alrededor se nubla, se borra y solo quedamos ella y yo, mirándonos
con un amor, que cada vez que la recuerdo, no puedo evitar llorar, porque aun
ahora, que ella ya no esta a mi lado, tiene un lugar muy dentro de mi corazón,
en el que solo ella es dueña y aun me conmueve, sin yo buscarlo.
Se llamaba Ramona,
era enfermera, una gran enfermera, eso decían todos los habitantes del pueblo, eso es bueno, aunque a mi solo me importaba que este conmigo, con su tejido .
Yo contaba
los meses para verla y pasar en la casa del campo junto a mis tíos y mis abuelos
las tan esperadas vacaciones.
Un verano,
yo tenia alrededor de siete años, ella estaba en una silla, junto a su amado jardín
de flores, tejiendo.
Yo, que no
me quedaba quieta un minuto, le pregunte “abuela, ¿es difícil tejer?” mientras
ella pasaba de un lado a otro las agujas, y la lana, tejía al derecho y al
revés, tejía sin mirar las agujas, mientras solo me miraba a mi, me sonrió, con
su sonrisa única en el mundo, busco en su canasta un par de agujas y un ovillo
de lana celeste y mientras me los daba me dijo: “toma, son para vos” ese día me
enseño a colocar los puntos y tejer al derecho.
Y así
estuve todos los días practicando, para que ella este orgullosa de mi.
Llego el
tiempo de volver a clases y mis vacaciones llegaban a su fin.
Me despedí
triste, sabiendo que tenía que esperar al próximo verano para volver a verla.
Y volví a
Buenos Aires.
En mi casa seguí
practicando, tejía y destejía.
solo sabia tejer recto, pero eso no me intimó, lo primero que tejí fue una bufanda.
Hoy tengo
34 años, cuatro hijos, una familia.
Mi abuela
ya no esta, se fue al cielo.la extraño mucho. siempre la recuerdo.
Nunca más
desde aquel día de sol junto a sus flores, nunca deje de tejer.
Aun
conservo entre mis tesoros mas preciados, aquel ovillo celeste de lana finita
que me enseño a tejer.
Tejo para
mis hijos, para mi marido, para quien quiera que le teja, y en cada tejido dejo
un poquito de corazón, que abriga bien y ayuda a la lana a ser más calentita.
Gracias
abuela, te quiero!
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